Cuando los niños nacen, inmediatamente los papás le ponen
un nombre, pues saben que es muy importante llamarlo de alguna manera para
poderlos registrar y para que sean “alguien en especial”, con nombre y
apellido, para que sean ciudadanos del país en que nacieron. Lo que hace que tengan
derechos y obligaciones.
Sin embargo, no sucede lo mismo con el Bautismo, a veces
no le damos la importancia que tiene o estamos confundidos porque escuchamos
diferentes opiniones y nos olvidamos de que la Biblia nos dice: “El que crea y
se bautice se salvará”. (Mc. 16, 16)
Como todos sabemos, los hombres nacemos con el “pecado
original” que cometieron nuestros primeros padres, Adán y Eva.
Como Dios nos ama mucho y sabía que mientras estuviésemos
en pecado, no podríamos vivir en amistad con Él, nos envió a su Hijo
Jesucristo, quien se hizo hombre como nosotros para salvarnos y hacer posible
la vida de amor con Dios.
Para ello Cristo, murió en la cruz y resucitó. De esa
manera venció al pecado e hizo posible que nosotros podamos morir al pecado y
nacer de nuevo a la vida de Dios. Todo ello, gracias al Bautismo.
Todos nacemos separados de Dios, es decir, “muertos a la
vida de Dios” por el pecado original y nacemos a la vida de Dios, a la vida
espiritual, al recibir el Bautismo.
El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue
instituido por Cristo. Él le dio el mandato a los apóstoles de “ir y bautizar”
a todas las creaturas.
Por el Bautismo, Dios nos da el DON, el regalo, de ser
hijos de Él, dándonos su mismo Espíritu, para que habite en nosotros. A partir
de ese momento Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, la Santísima Trinidad,
habitarán en el bautizado.
La materia que se utiliza en el Bautismo es el agua
natural.
La forma son las palabras que dice el ministro: “Yo te
bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, las cuales
deben pronunciarse al mismo tiempo que corre el agua.
El ministro normalmente es el sacerdote. En caso de
necesidad, es decir, cuando un niño o un adulto se encuentra en peligro de
muerte y no es posible que el sacerdote esté presente, lo puede administrar
cualquier persona, siempre y cuando tenga la intención de hacerlo y use la
materia y la forma correspondiente. Y hay que notificar a la parroquia para que
quede registrado y, en caso de que viva, para que pueda recibir la ceremonia
del Bautismo solemne.
ACTIVIDAD:
Haz un dibujo de tu propio bautismo
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