Conocer que Dios es
el creador del mundo y de las personas que lo habitan.
Comprender por qué
Dios nos regala la creación y reflexionar sobre las consecuencias que tiene
recibir este regalo.
TRABAJO CON LAS
EMOCIONES
Conciencia de las propias emociones
Ante la
creación de Dios pueden surgir diferentes emociones: asombro, admiración,
fascinación... Al ver cómo se desarrolla la creación, cómo se nos va
presentando, aparecen emociones como la curiosidad ante lo extraño y
desconocido, el interés por conocer más, la preocupación por lo que se destruye
o degrada, o el simple placer de contemplar lo creado. Al saber que es un regalo
de Dios, emana la gratitud espontánea y el sentimiento de unirse a Dios por ser
su hijo y heredero.
La autoestima
Reconocerse
y sentirse hijo de Dios mejora nuestra autoestima.
Hacer ver
a los alumnos la importancia de que Dios nos considere, a cada uno de nosotros,
objeto de sus beneficios: soy el que recibe un regalo de Dios, Dios me tiene
en cuenta y me quiere.
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